La brazada
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Natación: el arma secreta para mantener los brazos fuertes y sanos

La natación siempre se ha considerado uno de los ejercicios más completos para mantener la forma física y promover la salud general del cuerpo. Además de sus conocidos beneficios cardiovasculares y respiratorios, la natación también ofrece ventajas específicas para la tonificación muscular, sobre todo de los brazos.

Entrenamiento de brazos: una mirada en profundidad

Entre todos los estilos de natación, pueden distinguirse dos categorías, los estilos alternos (el crol o estilo libre y la espalda) y los estilos simétricos (mariposa y braza). Cada uno a su manera se distingue por características específicas de desarrollo de la fuerza, especialmente en los miembros superiores. En particular, la braza y la mariposa se distinguen por ser especialmente eficaces en el entrenamiento de los brazos, ya que el gesto simétrico favorece una mayor interacción con el trabajo del cuerpo y el efecto que aporta para liberar la mayor potencia explosiva de la brazada en el agua. Estos estilos requieren un movimiento constante de los brazos a través del agua, implicando a todos los principales grupos musculares de los brazos, incluidos bíceps, tríceps, deltoides y músculos pectorales.

Quizá no todo el mundo lo sepa, pero la braza puede considerarse una verdadera herramienta de entrenamiento de la fuerza en el agua para los miembros inferiores; de hecho, es precisamente esta característica de estar siempre "aprisionado en el agua" sin recuperar los brazos por encima de la altura de la cabeza lo que se presta especialmente a movimientos muy frecuentes y de alta intensidad. Esto es ideal para desarrollar la fuerza y la resistencia de los brazos. Durante este estilo, los brazos realizan movimientos sincronizados de "apertura" en el agua, lo que supone un desafío constante tanto para los músculos de las manos y los antebrazos como para los grandes músculos del tronco, como los pectorales y los dorsales. Representa una verdadera forma de "gimnasia en el agua".

Preparación dentro y fuera de la bañera: la importancia del equilibrio

Sin embargo, para maximizar los beneficios de la natación en los brazos, es esencial integrar el entrenamiento dentro y fuera de la piscina. Aunque la natación en sí es una forma estupenda de fortalecer y tonificar los músculos de los brazos, la complejidad de la coordinación puede compensarse y prepararse adecuadamente complementándola con ejercicios de resistencia y flexibilidad fuera del agua. Este enfoque puede conducir a resultados aún mejores y más rápidos.

Sin embargo, en este caso los ejercicios de resistencia en máquinas o incluso con pesos libres, deben dar paso a un trabajo más específico con el uso de cuerdas elásticas o bandas elásticas de resistencia consistente, que pueden utilizarse para trabajar específicamente los músculos de los brazos, en los ángulos más adecuados para la natación y proporcionando una variedad y libertad de movimiento coordinativo que desafían aún más no sólo la fuerza y la resistencia muscular, sino también la amplitud y la dinámica del movimiento.

Además, los ejercicios de estiramiento y movilidad pueden ayudar a mantener y ampliar la flexibilidad de los brazos y reducir el riesgo de lesiones durante la natación. Centrarse en la flexibilidad de las articulaciones del hombro y el codo puede mejorar la amplitud de movimiento (ROM), evitar la acumulación de tensión muscular y mejorar la eficacia del gesto.

Movimientos erróneos que hay que evitar: la clave para una natación segura y eficaz

Aunque la natación ofrece numerosos beneficios para la salud de los brazos, es importante practicarla correctamente para evitar lesiones y maximizar los resultados. Algunos de los movimientos incorrectos que hay que evitar son

1. Brazos forzados en exceso: Realizar brazos forzados en exceso puede ejercer una presión indebida sobre las articulaciones de los hombros y aumentar el riesgo de lesiones. Encuentra el equilibrio adecuado entre tensión muscular y descontracción.

2. Posición incorrecta de la cabeza: Mantener la cabeza demasiado alta o demasiado baja durante la braza y la natación en general puede suponer un esfuerzo adicional para los brazos y provocar tensión en el cuello y los hombros.

3. Brazadas irregulares: Mantener un ritmo constante y uniforme en las brazadas es esencial para optimizar la eficiencia de la natación y entrenar adecuadamente la fuerza de los brazos.

4. Respiración inadecuada: Una respiración correcta es crucial para suministrar al cuerpo el oxígeno que necesita mientras nada y para optimizar la coordinación general en el trabajo de todo el cuerpo. Recuerda que los brazos y las piernas no son sistemas compartimentados, sino que forman parte de una compleja máquina que debe gestionarse y coordinarse en su totalidad.

Conclusiones

En resumen, la natación ofrece una serie de beneficios significativos para la salud de los brazos, ya que ayuda a fortalecer y tonificar los músculos de las extremidades superiores. En concreto, la braza aporta un mayor control sin los riesgos de lesión que conllevan los otros tres estilos con recuperación por encima de la cabeza. Integrando una preparación adecuada dentro y fuera de la piscina y practicando correctamente mientras se nada, es posible maximizar los resultados y disfrutar de todos los beneficios de la natación para la salud y el bienestar sensorial.

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