Originalmente, las ondas de choque se utilizaban únicamente en el ámbito urológico para la fragmentación de los cálculos renales. Posteriormente, la tecnología encontró aplicaciones muy eficaces también en los campos ortopédico y fisiátrico para tratar patologías e inflamaciones del sistema musculoesquelético, principalmente de los tendones y huesos.
Las ondas de choque son ondas acústicas de alta energía utilizadas en fisioterapia por sus efectos terapéuticos, analgésicos y antiinflamatorios. Estimulan la regeneración de los tejidos y proporcionan un alivio rápido del dolor, siendo especialmente indicadas para el tratamiento de tendinopatías y calcificaciones óseas. Existen dos tipos de ondas de choque: las focales (ESWT) y las radiales.
En fisioterapia se utilizan las ondas de choque focales, que actúan en un punto específico, bien definido y en profundidad, gracias a la avanzada tecnología de las máquinas que permiten regular su dirección e intensidad. Las ondas radiales, en cambio, actúan sobre una zona más amplia y superficial, y se utilizan en el campo estético para tratar imperfecciones como la celulitis.
Las ondas de choque se utilizan tanto en la fase aguda como en la fase crónica y están indicadas para tratar patologías como:
- Fascitis plantar
- Epicondilitis (o codo de tenista)
- Espolón calcáneo
- Tendinopatías calcificadas (hombro, tendón de Aquiles, rodilla del saltador)
- Retraso en la consolidación ósea
Es una terapia con pocos efectos secundarios y mínimamente invasiva, pero, a diferencia de la Tecarterapia y la Laserterapia, no es completamente indolora; se puede sentir una molestia que, sin embargo, solo se presenta durante el tratamiento, y cuya intensidad es subjetiva. Una vez identificada el área a tratar, el fisioterapeuta aplica un gel conductor sobre la misma y posiciona una sonda que, tras ser ajustada en intensidad y profundidad, dirige las ondas acústicas con movimientos circulares. La terapia requiere en promedio 3 sesiones semanales que duran entre 5 y 10 minutos.
Los efectos de las ondas de choque están relacionados con una serie de reacciones biológicas complejas, por lo que es necesario esperar algunas semanas para apreciar sus beneficios, que suelen ser visibles entre 4 y 6 semanas después de finalizar el ciclo de tratamiento.